6:00 pm
Un duchazo helado, Radio Capital de fondo. Hay una fiesta en mi ex-cole más tarde y estoy entusiasmado aunque nunca me han gustado del todo las fiestas. Fingir que me divierto cuando no lo estoy del todo, pararme a bailar y lucir el paso salsero de toda la vida, el único que me sale y me sale recontra mal, para colmo. Esta vez, me motiva quizás el ver a Ximena, para aclarar un par de cosas, para culminar un sesudo plan que vería su punto más alto esta noche.
Estoy frente al espejo, me veo empapado y viejo, más viejo de lo que me veo generalmente. Tengo 17 años, bordeando los 18, y todo el mundo me pone veintitantos, y jode. Paso el dedo sobre ese feo bigote y la desordenada barba que tengo y recuerdo que he jurado no afeitarla en lo que quede del año. Es otra promesa que romperé, pero espero que no sea pronto. Camino al cuarto, busco mi cafarena favorita, apago la radio y me tiro en la cama a esperar que, como diría David Summer, esa noche la pase de puta madre.
7:00 pm
Patricio, Daniel y Renato llegan temprano a mi casa. Nos quitamos a Candy a comprar unos Tic Tac’s y dos latas de Pilsen. En la combi conversamos de amores actuales y pasados, creo que todos estamos un poco jodidos en ese aspecto. Bajamos por los dos chinos y luego safamos por una hamburguesa, quien diría los previos. ¿Sera una buena noche? Tengo una corazonada, pero digna de taquicardia. A lo largo de los años he aprendido a no confiar en mis corazonadas. Siempre termino imaginándome todo de la mejor manera, sobre todo en las fiestas: o bien termino besando a la linda protagonista de aquel momento romántico o armando alguna coreografía digna de videoclip ochentero. Obviamente, nunca me sale nada por el estilo. ¿Esta noche sera una de esas?
8:00 pm (o mas, creo)
Me siento estafado. El patio, por mas adornado con luces y sillas típicas de quinceañero, esta vacío. Hay chicas de 2do que conozco poco pero que me ven como si fuera un padre de familia cuidando que no bailen perreo. Estoy sentando viendo la nada y Joao me dice que Ximena no va a venir. No me importa, le digo. Mentiroso de mierda. Te importa y has venido por ella. Pero nadie tiene que saberlo. Bueno, estoy aburridísimo, eso debe pasar por colarte a fiestas de tu ex-cole. Ni más, ni más… , me repito mentalmente. No vuelvo a caer en estas trampas somníferas de mi vieja secundaria. Y de la nada se forma un grupito de gente de mi promo (Prizz, Chino, Gemelos, Gian Marco, Alonso) con Carolina y Javier de la actual promo. Alonso saca los cigarros y nos volvemos los niños malos del tono. Los más chiquitos nos miran, como si vieran a James Dean, los rebeldes del tono más Barney al que ido en años.
Entre las 9:00 pm y 10:00 pm (no jodan con datos exactos)
Si hay una canción que me haga bailar es La Quiero a Morir, me hace exponer todo el talento en el campo del baile que no tengo, mi rebuscada imitación del pasito clásico con el que termino pareciendo un Victor Manuel venido a menos. Me siento el Martínez del grupo, el Puma Carranza de la fiesta. Estoy bailando con Leia (¡Hola Leia!) y me siento un galifardo. Ella baila bien, sus movimientos parecen casi como los de Shakira al lado mío. Me da vergüenza exponer mis limitadísimos movimientos, pero me divierto, lo que finalmente importa. Mientras bailo veo a Datjiana, una amiga mia con la que tengo una que otra historia digna de publicarse en este blog y con la que no tengo una buena charla desde hace tiempo, tambien a Andrea Romero, que hizo un cameo en otro post y con la cual volvi a tener contacto hace poco. Como bailar no se me da bien, comenzamos a joder. Cogemos a uno por la espalda, aprovechando la distracción que genera la Hora Loca y los empezamos a lanzar por los aires. Unos 10 conocieron el vértigo esa noche gracias a mi y mi gente de la promo. Muajajajaja (risa malvada). Nota adicional: Patricio, ¿que coño haces ligando con la arlequín?
11:00 para adelante
La fiesta se esta apagando poco a poco, la gente ya esta dejando de bailar. Un detalle curioso de las fiestas son las parejas. Hay dos tipos: las que aprovechan el ritmo para camuflar sus calenturientas intenciones y los que pelean por algún motivo de lo más cojudo (“Vino la chica que te gustaba el año pasado”, “No me has mirado a los ojos en toda la noche, “No me has comprado una gaseosa”, bla bla bla) y que terminan llorando y discutiendo en una esquina, como para robarse la atención del resto, haciendo una especie de Reality Show en vivo. Cuando todo muere, no se como diablos terminamos buena parte del grupo en el carro de los papas de Daniel. Todo el camino nos la pasamos hablando huevada y media, mezclada con lisuras, nos importa un bledo que dos personas de más de 40 años están adelante. Me deja en la esquina de mi casa, por mas que le digo que yo vivo a mitad de cuadra, pero bueno, gracias. Estoy abriendo la reja de mi casa y una voz aborda mi cabeza. ¿Y si hubiese estado Ximena? No lo había pensando por un buen rato. No había tenido tiempo de concentrarme en ti, no suelo hacerlo mientras bailo YMCA y trato (solo trato) de que me salga el paso igualito. Pero otra voz dentro de mí responde a la anterior. Con Ximena ahí, no te hubieses divertido. No te hubieras reido. No hubieras bailado ni un Eh eh eh eh de La Quiero A Morir, cabrón. Tienes razón, voz dentro de mi que no se como llamar, tienes razón…
[Esta canción me acompaño mientras escribía el post, quizás tiene algo que ver con la historia. La pongo, por más que sienta que me urge mucha una inyección de testosterona]
[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=9FyU1k_pCL4[/youtube]
Comentarios
Publicar un comentario