[Nunca Digas Jaja Okas lanza su octavo capitulo, el mas largo hasta ahora y probablemente el mas rescatable]
Un día de clases común. Una conversación en grupo común. Ah, no, esperen. Alessa esta en este grupo. Veamos que pasa.
- Hola
- Hola
- Hola
- Hola
Francis, Patrick, Alessa y yo intercambiamos saludos en el balcón que da al patio. Hacemos eso siempre antes de empezar las clases. Todos hablan entre si, todos comentan algo, todos tienen alguna gracia. Todos hablamos entre si, menos Alessa y yo. Es como un ritual, una nueva tradición, una regla de oro que no puede ser quebrantada sin provocar la ira de los dioses. La solución seria hablarte, solo eso, así de simple. Pero no puedo, se que responderás de mala manera. Con cierto toque de frialdad tacita sin disimular. ¿Y si no fuese así? ¿Qué hago? El timbre de inicio suena y te vas. Y yo te veo ir, sin poder hacer nada, sin poder decir nada.
Cuando se acerca el aniversario de mi queridísimo colegio (y nótese que lo digo con sarcasmo, pero aun así con cariño) empiezan a hablar de las actividades relacionadas. La que mas me complica la vida es sin duda la Expociencia. Jamás he tenido suerte en esas cosas. El año antepasado hice un carrito de cartón que se movía con imanes y el pasado una pasta dental con sabor a mierda, no me gane ni un saludo. Pero este año será distinto porque todos verán como mi grupo (Kenji, Gian Carlo y Jhon “Cabezón”) creará un arma de destrucción masiva, un traje de combate de última tecnología. Mi grupo armara un traje de Iron Man, y si, deje la razón y mi concepto de la realidad metidas en el ultimo cajón del armario de mi cuarto. ¿Qué voy a hacer? Luego de varios “no se”, “un día de estos” y “cuando se pueda”, quedamos en juntarnos en el condominio donde vive Gian Carlo para probar suerte en algo. Solo para probar, nunca hay garantías.
Un jueves me veo bajando en Plaza Vea para caminar un par de cuadras rumbo a la casa del Chino Kenji. Probablemente es la casa que mas he visitado, desde esa primera vez hace casi 11 años cuando fuimos a ver la primera película de Pokemon en la que todos lloran cuando Ash termina convertido en piedra. Punto y aparte, siempre voy a su casa con regularidad, ya sea a jugar Play o como punto de encuentro para otro salida de onda mas juerguera. Conmigo viene Patrick, y los tres vamos rumbo al condominio. Una vez llegamos es todo aburrimientos mientras vemos en que cojudez perder el tiempo, Angelo y Jhon llegan después pero no colaboran mucho con la idea. Horas después me daría cuenta que ha valido la pena ir.
A eso de las 5:30, cuando la idea de lanzarme del piso más alto del bloque donde vive Gian era increiblemente irresistible, llegaron Sara, Alejandra y Dalma. Ellas estudiaron en mi cole el año pasado y por motivos X vieron que irse era una mejor opción. Con ellas, como no había pasado antes, entable una bonita amistad en la que habíamos intercambiado un montón de detalles sobre nuestras vidas, aunque ellas generalmente hacían el papel de consejeras amorosas y a las cuales, por cuestión de tiempo, no puedo decirle siempre como las extraño. Pero con ellas venia alguien que yo conocía pero sin duda quería conocer. Me enteraría luego que te llamabas Diana, que acababas de terminar una relación con un punky de tu colegio, que estabas algo loca (como todos) y que me vendrías a gustar un montón. Contigo me reí de cosas que no me hubiesen hecho gracia de no ser por ti, contigo me rei de las anécdotas mas tristes de Patrick (coño, no es por maldad, pero en serio daban risa) y no puedo negar que me sentí mal cuando llego el momento en que te despediste, no sin antes pedir tu e-mail con una treta de los mas imbécil. ¿Te gusta no?, me dice Kenji cuando estamos regresando a su casa. Es mucho mejor que Alessa, remata Patrick. Y admito que es verdad. En ese tiempo que pase contigo, Diana, no pude pensar en otra cosa, mucho menos me acorde de Alessa. No hubo jamás ese miedo a recibir una respuesta amargada o a no recibir respuesta alguna. Supongo que, debo agradecértelo.
PSDT: De la Expociencia, me di cuenta cuando estaba en la combi, no hablamos ni mierda.
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