Tengo media pastilla de Clonazepan en el cuerpo e inevitablemente me acuerdo de tí. De las madrugadas en las que conversábamos acompañados de nuestros bostezos y de esa melodía de La Dimensión Desconocida. Desde que te fuiste, con esa despedida violenta, ya no puedo ir a ese conocido parque de San Isidro sin imaginarte entre la gente. No puedo caminar entre los pastrulos y no puedo ver a esos pececitos de mierda de los que alguna vez nos burlamos. Cuando decidiste que todo era suficiente y me dijiste " chau chau" como si fuese la letra de una canción pop, empece a odiar a esos periquitos que tanto te gustan. Que te hacen compañía, todas las noches, en tu fortaleza de la soledad. Aunque no lo creas, ya no tengo con quien hablar de zombies y de ovnis. Ya no hay nadie que me diga "solamente quiero un buen polvo con alguien a quien abrazar los fines de semana. El amor vendrá después, si es que viene". Tal vez es el Clonazepan pero me di cuenta q...