Puedes hacer que me sangren las manos, siempre y cuando sonrías.
Mientras me mires con mayor atención que la habitual. Con esos ojos, caramelos de café.
Puedes dejarme el trabajo sucio, puedes irte con alguien más, siempre y cuando sonrías.
Con tal que las noticias de los diarios y las radios te pongan contenta.
Te quiero tanto, pequeña, que me duelen los dedos.
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