En un bar miraflorino, Zeta aparece de la nada y se somete a un ritmo que ha aprendido sin querer, luego de dos o tres botellas de cerveza.
Aprovechando ese anonimato bonito que presume y su ebriedad coqueta, ella baila con sus brazos alrededor de mi cabeza, haciendo surcos curiosos entre mi cabello con esos pequeños dedos. Susurrando.
Mientras, dice frasecitas que se escuchan sexys gracias a bebida, poesía borracha. Frasecitas que ya no recuerdo. Algo sobre "vivir la vida", sobre un regalo de cumpleaños.
A las ocho de la mañana, Zeta ya no está. Lo que pasó en Luces Rojas, se quedó en Luces Rojas. Y conmigo solo están la resaca,el scan, el red bull. Y un sistema circulatorio alegre.
*Esta canción es un regalo de Leslie Guevara.
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