El amor a primera vista no existe, esa es mi filosofía barata. Jamás, jamás veré una chica que no conozco y me sentiré en las nubes. Jamás veré a una chica que no conozco y me preguntare cual es nombre y me esforzare en que ella sepa el mío. No creo en esas cosas. Pero me acabo de dar cuenta que soy un enamoradizo fácil, un romántico empedernido, un sonso enamorado.
Sábado en la mañana, un seminario con los bomberos en Bellavista a la que mi carrera me obliga a ir y a la que mi flojera se rehúsa hasta el último momento. Viajar en un taxi con cinco amigas. Sentarme en un parque haciendo hora. Ver grupos de personas vestidas de roja llegar y salir. Nada importa, nada me cambia. Comienza la charla, un bombero nos explica donde estamos como si fuéramos tontos que no saben donde están parados, nada importa. Pero entonces te vi, bueno, vi tu hermosa sonrisa. Tu hermosa sonrisa que me golpea en la cara como Mike Tyson (que comparación más imbécil) y que le pertenece a la chica más linda que he visto en tiempo. La gente de rojo habla, me aturde, pero no dejo de pensar en ti. Tonto de mí.
Me pongo a pensar en el amor a primera vista. Seamos sinceros, si ves a alguien a 20 metros de distancia, no es amor, es probablemente una atracción guiada por el instinto carnal cavernícola que llevamos de generaciones a generaciones. Pero lo digo porque quiero encontrar una forma en que esto que me golpea el pecho no sea serio, de sentirme completamente bien conmigo mismo, de no sentirme tan cojudo como me siento ahorita. Quiero encontrarle una razón psicológicamente tangible para entender el porque una sonrisa, solo una sonrisa, puede llevarme a sentirme en una canción de los Jonas Brothers.
Volviendo a la historia, R (porque así la llamare en mi locura existencial de no saber su nombre) sigue a cientos de kilómetros mios dentro de una habitación de 10 metros cuadrados. Tu haces preguntas, tu te ries, tu te ves tan…Wau!. Si, me quedo sin palabras y me veo obligado a usar tontos soniditos onomatopéyicos. R, no quiero que acabe esta aburrida charla solo por ti. Esperen, estoy leyendo que que escribo y me estoy partiendo de risa de lo paparulo que sueno. Creo que lo bueno de usar este blog es que puedo lanzar toda mi estupidez en el envase que sea necesario sin vergüenza alguna. Me he vuelto un fresco virtual, un chico malo de la web que no siento temor de escribir esto pero que si R llegara a leerlo y cuestionarlo me sentiría chiquitito de lo que estoy apunto de postear.
La conferencia termina de golpe luego de guerras de mangueras y un vasito de vino que no he tomado, y me veo caminando en La Marina pensando en una sola cosa: si el amor a primera vista existe espero que el amor ciego también, para que tu te fijes en mi, un blogger engreído menor que tu. Acabo de entrar a un club, un club que nunca cierra sus puerta y que recibe miembros todo el año. Welcome to Sonsos Enamorados S.A.
Sábado en la mañana, un seminario con los bomberos en Bellavista a la que mi carrera me obliga a ir y a la que mi flojera se rehúsa hasta el último momento. Viajar en un taxi con cinco amigas. Sentarme en un parque haciendo hora. Ver grupos de personas vestidas de roja llegar y salir. Nada importa, nada me cambia. Comienza la charla, un bombero nos explica donde estamos como si fuéramos tontos que no saben donde están parados, nada importa. Pero entonces te vi, bueno, vi tu hermosa sonrisa. Tu hermosa sonrisa que me golpea en la cara como Mike Tyson (que comparación más imbécil) y que le pertenece a la chica más linda que he visto en tiempo. La gente de rojo habla, me aturde, pero no dejo de pensar en ti. Tonto de mí.
Me pongo a pensar en el amor a primera vista. Seamos sinceros, si ves a alguien a 20 metros de distancia, no es amor, es probablemente una atracción guiada por el instinto carnal cavernícola que llevamos de generaciones a generaciones. Pero lo digo porque quiero encontrar una forma en que esto que me golpea el pecho no sea serio, de sentirme completamente bien conmigo mismo, de no sentirme tan cojudo como me siento ahorita. Quiero encontrarle una razón psicológicamente tangible para entender el porque una sonrisa, solo una sonrisa, puede llevarme a sentirme en una canción de los Jonas Brothers.
Volviendo a la historia, R (porque así la llamare en mi locura existencial de no saber su nombre) sigue a cientos de kilómetros mios dentro de una habitación de 10 metros cuadrados. Tu haces preguntas, tu te ries, tu te ves tan…Wau!. Si, me quedo sin palabras y me veo obligado a usar tontos soniditos onomatopéyicos. R, no quiero que acabe esta aburrida charla solo por ti. Esperen, estoy leyendo que que escribo y me estoy partiendo de risa de lo paparulo que sueno. Creo que lo bueno de usar este blog es que puedo lanzar toda mi estupidez en el envase que sea necesario sin vergüenza alguna. Me he vuelto un fresco virtual, un chico malo de la web que no siento temor de escribir esto pero que si R llegara a leerlo y cuestionarlo me sentiría chiquitito de lo que estoy apunto de postear.
La conferencia termina de golpe luego de guerras de mangueras y un vasito de vino que no he tomado, y me veo caminando en La Marina pensando en una sola cosa: si el amor a primera vista existe espero que el amor ciego también, para que tu te fijes en mi, un blogger engreído menor que tu. Acabo de entrar a un club, un club que nunca cierra sus puerta y que recibe miembros todo el año. Welcome to Sonsos Enamorados S.A.
[...] amiga. Mientes pero más mentiroso soy yo. En un post anterior hablaba de la linda R, y sin duda cuando vi a R por primera vez pensé en ti, Ximena. Tiene tu [...]
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