Los brazos de una chica entre tanta gente, se escapan de un polo blanco tan pequeño que no esconden belleza, no esconden nada. Sacude la cabeza, sus cabellos se agitan en el viento como en las peliculas y en los comerciales de shampoo. La armonía de su cuello. Un segundo, dos segundos, tres segundos.
Amé a esta chica tres segundos y un poquito más.
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