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"Chicas Malas" Capitulo Veintitrés: Red Forever (2)




Y en las horas más oscuras me harás levitar.
En descuidos crearemos universos, niña imantada.

Love of Lesbian, La Niña Imantada



Quince minutos antes de la misma ceremonia, estoy viendo a Roxanne Red vestida de novia, sentada como si la vida le fuese aburrida, probablemente porque lo es. Dicen que ver a la novia con el vestido blanco puesto da mala suerte, pero no es mi boda, y mala suerte siempre he tenido.

Se ve tan guapa, eso no puede ser tan malo.

- ¿Qué pasa si me arrepiento al final? – me dice, con miedo. Roxanne Red tiene dudas y sus mejillas están más rojas que de costumbre.

-Volteas y me buscas con la mirada sentado en el fondo del salón. Si quieres correr, corre.

Corre hacia mí, quise decirle.

- Pero sería lo peor que podría hacer. ¿Qué van a pensar de mí? ¿Qué vas a pensar de mí?

Cojo su pequeña mano, sorprendido de que todavía le importe lo que yo pienso. Luego de tanto.

-Hey, yo he vivido pensando cosas horribles de ti siempre, no me vas a quitar lo bailado – y se le escapa una risa y una lágrima - ¿Y sigo aquí no? Red por siempre, Roxanne. Red por siempre.

Roxanne Red toma aliento y se pone de pie, sus ojos ahora son más grandes y bonitos que nunca.  

Mi chica mala se va a casar, no es justo.



Un día antes de la boda, no tengo con quien ir. Ve con alguien, me dijo Roxanne, no quiero verte fantasmear solo por ahí en la fiesta. Y es que nuestros amigos en común me aburren, o ya termine de caerles mal del todo. Tampoco he sido de ligar en la bodas, de acércame a alguien que no conozco y… Bueno, una vez. Solo una vez. 

Quería ir con la niña de los pies adoloridos, pero últimamente ya no tiene tiempo para mí. Extraño caminar con ella sin rumbo, solo por caminar. Ahora solo caminamos virtualmente, en una ventana fría del chat. Me sigue haciendo reír, me sigue dando motivos para sonreír de forma aleatoria en las madrugadas, pero no hay nada como caminar contigo. Compartir la acera contigo.

Quería ir con la polaca, conocida como Luli Jones, pero no la conozco. Ella si me conoce, debe pensar que soy un sociópata, un voyeurista o peor aún, una persona. Le mando un sms descarado y agonizante, porque no tengo nada que perder.  Fui valiente tres minutos, que fue lo que tardo en responderme y luego ya no le mandaría otro mensaje en mi vida. No tengo su número en mi agenda pero lo tengo en la bandeja de salida. Si un día me emborracho o sufro una experiencia religiosa, te volveré a buscar. No me esperes en ningún sentidodijo, por si tenías la curiosidad.

Quería decirle a Verónica, pero probablemente ella quería pasar tiempo con su novio. Y si aceptase ir conmigo, seria para que piense en su novio durante la ceremonia. De lo bueno, de lo malo, de todo lo malo que ella quiere ver como bueno. Porque todo lo bonito que tiene son sus ilusiones y su carita de niña. Al final solo le mando un mensaje en la madrugada que dice sonsa.

Quería ir con Emma Bells, pero ella no aguanta a Roxanne Red. Para ser sincero, he perdido a Emma. O ella entre su universidad, el cosplay y el sexo me perdió a mí. Quizás nunca estuvo interesada en retenerme o quizás yo me aleje mucho del ganado. Quizás fui yo, quizás fui yo.

Quería ir con Envy pero… no, con ella no quería ir. Mil disculpas, Envy.

¿Quería ir con Melanie?  No. Pero extraño sus abrazos bajo la escalera y nuestros besos que no eran besos. Extraño su piel. Que triste que hoy me odie. No es la primera vez, así que quizás el próximo año me vuelva a querer.

Quería ir con R.A. pero ella ahora es tan feliz que yo no podría. Esta tan feliz que no se si quiero verla de nuevo, porque su felicidad podría hacer que me vuelva a enamorar de ella. O podría darme envidia, mucha envidia. Y a pesar de eso, igual quiero verla, pero no en una boda. No. Quizás en el parque o en la playa, pero no donde estén dos personas que se quieren más que ella y  yo.

Quería ir con la niña de apellido griego, ahora me cae mejor que antes. Debe ser porque ya no me gusta. A pesar de que arruina momentos felices, y que, a  veces tengo deja vu’s con su nombre. Pero no le diría para ir a una boda. No soy tan suicida.

Quería ir con Roxanne Red.




Durante la ceremonia, me sorprendo de no ver mucha gente. Es una boda secreta, privada, intimista. No hay suegros, no hay tías, no hay sobrinos. Nunca voy a entender la decisión de Roxanne Red de querer casarse así, ella que siempre quiso todo y siempre quiso tanto. 

A pesar de lo secreta, privada e intimista, todo está, digámoslo, bien hecho. Su novio tiene dinero, solo así organizas una boda en una semana y, disculpen la redundancia, secreta. De los invitados solo conozco a algunos, de esos me caen bien 4 o 5, las amigas nuestras en común.

Como odio las bodas, son tan innecesariamente sociales.

Tras toda la cháchara rimbombante, el padre le pregunta a  Roxanne Red si acepta dar un salto de fé. Ella gira su cabeza hacia mí, en el fondo del salón como lo prometí, y me lanza una sonrisa envuelta en lágrimas, pero de felicidad. Ya no tiene dudas.

Red por siempre, me dice, aunque no la escucho…

Adiós Roxanne Red, ha sido un gusto. 




Gracias por estar aquí. Por haber llegado hasta aquí o por aparecer aquí de la nada y querer leer lo anterior. Se les quiere, de una manera muy extraña, se les quiere. Gracias a las Chicas Malas que formaron parte de esto, las lectoras y las protagonistas.


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