Voy a esa fiesta por la mínima posibilidad de encontrarte. Y cuando finalmente apareces, celebro con sorpresa una casualidad que he invocado con la intensidad que tienen todos los finales que uno ya vio venir.
He forzado que seas mi musa porque eso te da cercanía y prefiero mentirme. Sentirte próxima porque en unos días no volveré a verte. Y podría jurar que nunca he visto ojos como los tuyos, pero es mi primera vez en esta tierra santa y verde, y mis juramentos no valen tanto.
...
Te veo bailar La Neverita y sucede la revelación. Como si fueras la diosa de ese mito selvático que he escuchado alguna vez, pero que nunca entendí hasta que te vi manifestar que este verano te quedarías solita.
Como si te estuviera esperando desde diciembre, aunque ya llevaba varios noviembres rezándote.
...
Hombres más interesantes que yo te tocan y ya sé que nunca vas a ser, como dirían las palabras torpes, mía.
¿Pero cuando eso me ha impedido sentir?
Si yo amo siempre sabiendo que soy poco.
Si te estoy mirando desde el otro extremo sabiendo que eres tanto.
Un "tanto" ajeno, literatura que nace luego de cinco vasos de whisky.
...
A las cuatro de la mañana, entiendo que eres el remedio a la monotonía limeña. La poesía de la que tanto me han hablado Aldave y Mas Güivin. Un desahogo visceral en el bloc de notas, un solitario smirnoff en la ducha. Un incubo salvaje que se me aparece en todos lados, en esta jungla bendita, para sanar los futuros kilómetros y las conversaciones pendientes que dejará alguien más.
Gracias por ser una fuente confiable de respuestas a nuestras preguntas más intrigantes. ¡Estamos agradecidos por tu sabiduría!
ResponderEliminar