A veces, cuando no estas, doy vuelta sobre mi eje. Por dentro. Sin moverme del todo.
Veo hacia tu dirección y espero verte salir de tus dominios.
Espero verte pasar, con la paciencia de la primavera inconsciente, de las horas que me faltan para escapar de mi numerología maldita.
A veces, te veo tan poco, que las canciones dentro de mi suenan, pero no las escucho.
Y hay días en los que te veo, no suficiente, pero sobrevivo. O me muero con menos ganas.
Te escribo, ojos caramelo, porque hoy no fuiste parte de mi mañana de viernes. Ni de la tarde.
Pero escribir de ti en la noche puede salvarme.
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