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"Nunca Digas JajaOkas" Capitulo Once: El Cantante



Alessa esta a 5 metros de distancia, solo 5 nos separan. Quiero decirle esto pero no se como. Es ahora o nunca, supongo. Con tal que no me responda nuevamente con un JaJaOkas, todo ira bien.

5 horas antes.

No se que coño hago acá, en terno y camisa, ambos negros. Con “acá” me refiero al Bingo Anual del colegio. Cuando Gustavo me dijo para cantar en la actuación me fue fácil decirle que si, ahora realmente no tengo ganas. Tengo un par de horas para decirle que me he arrepentido, o mejor aun, escapar por la puerta de atrás, pero no lo hare porque respeto la palabra de honor que le di a este chico épico venido de Venezuela.

No soporto la tensión antes de subir al escenario, aunque muchos crean que mi vacila todo eso. Me imaginan como un tipo sin ninguna clase de vergüenza, y puedo serlo en muchas cosas, pero esto es diferente.

La canción elegida para ser destruida es Te Quiero de los Hombres G. Los admiro mucho y no se como voy a hacerles esto, destruir su legado musical de esta forma tan cruel y sanguinaria. No soy cantante ni nada parecido. Si hoy decidi ponerme en frente del publico con un micrófono es porque también harán roche Gustavo y Patrick, que irán de guitarristas.

Durante la espera a la hora cero, al momento de roche que liderara el top five de roches de toda mi vida, me gane una plancha, el premio consuelo para lo que vendrá luego. Como si una pobre plancha inocente (que no usare) bastara para hacerme sentir tranquilo, cuando ya veo venir la catástrofe.

Es el momento de cantar y realmente quiero desaparecer. Creo que el hecho que Gustavo y Patrick estén ahí me hace sentir mejor, el roche de varios es un roche ligerito. Eso dicen y es una jodida mentira. Me quiero morir, quiero que un francotirador jale el gatillo y me de en el brazo para cancelar todo.

Veo al publico, no me tiran tomates porque no hay a la mano, podrían tirarme botellas de cerveza, pero seria crueldad. Entre la gente, casi en el momento del coro, veo a Alessa y me siento peor. Me siento un reverendo imbécil. En el momento del te quiero, te quiero y no hago otra cosa que pensar en ti, la veo directamente a ella y por un microsegundo siento que estoy haciendo un papelón. Esa sensación dura poco, de nuevo soy el pobre idiota que cree cantar frente a unas ¿100? personas. Me bajo del estrado y voy hacia el otro patio y veo de reojo a Alessa. ¿La quiero, la quiero, la quiero y no hago más que pensar en ella?

Pasada la humillación publica y artística, conversando con Gustavo, surge una idea sin sentido. Tío, ¿si le pido a Alessa que sea mi pareja de promo? Gustavo me mira, como si pensara que soy un chiflado del carajo y me dice Coooño, no se. Nadie sabe o nadie quiere decirme que debo hacer. Francis me dice que le diga. Johao de 2do me dice que no pierda esa oportunidad (Johao tuvo su propia historia esa noche, quizás luego la cuente) y las chicas de la promoción no ven con buenos ojos esa idea.

Pero ya tome una decisión. Alessa esta a 5 metros de distancia, solo 5 nos separan. Quiero decirle esto pero no se como. Es ahora o nunca, supongo. Con tal que no me responda nuevamente con un JaJaOkas, todo ira bien. La veo pasar, con sus amigos, y no pude decirle nada. Me va a chotear, no hay posibilidades en las reglas del universo que conocemos que me apoyen y no quiero afrontar un NO directo y brutal de esa chica, de esa linda chica.



Gustavo me pregunta, días después, si voy a decirle a Alessa lo de la fiesta. No, le digo. ¿Tienes con quien ir?, responde. Si, le miento. Épico, culmina.

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