Nuevamente tú y yo. Nuevamente de madrugada. Algunas veces yo te invito a venir y otras simplemente apareces. Sea cual sea el caso, siempre estoy feliz de volv er a verte a estas horas en las que todas las conversaciones tienen un sabor a intimidad que ninguno de los dos busca. Aunque eso no nos impide disfrutarlo. Hoy llegas a las 12:35 y una voz dentro de mí grita que “dormir está sobrevalorado”. Te acuestas a mi lado pero me has prohibido tocarte. No eres tan frágil como aparentas pero hay muchas cosas que podrían romperse si es que me atrevo a rozarte con un dedo. Dejando marcas dentro de mí y alrededor tuyo. Te acomodas y hablas sobre pornografía, tus miedos y tus cicatrices. Mientras más avanza la conversación, más te cuestionas si merezco saber tanto y algo dentro de ti seguramente dice que sí. Ese mismo impulso que me aprisiona a tu lado, me imagino. Tu voz me arrastra como el castigo divino que todos saben que me merezco y que sin duda eres porque no hay otra r...