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Mostrando entradas de marzo, 2017

I got chills. They're multiplying.

No recuerdo la última vez que sentí unas ganas impetuosas de llegar a mi casa y escribir de alguien a quien apenas conozco. A pesar de las leyendas urbanas que hablan de mi corazón delator, no soy tan fácil como muchos suponen. Y entonces, te he visto y he pensado toda la tarde en cosas bonitas que no puedo describir porque, a mi pesar, soy un mal escritor y un peor poeta. Solamente puedo contarte que mis demonios no han querido salir hoy de su cueva porque tienen miedo de encariñarse con tu acento. No tengo ganas de quererte a escondidas mientras todos duermen, como he hecho últimamente en madrugadas irreversibles. Tú mereces que te quieran, sin pena y sin vergüenza, en medio de la avenida con más tráfico de esta ciudad sobrepoblada. Tú vales la (inevitable) pena.

I'm a rocket man

(Este texto no es mío pero ojalá lo fuera)  He pensando en nosotros. Nuestra historia. ¿Cómo diablos la resumo? ¿Ha sido perfecta? Para nada. Cualquier historia centrada en mí siempre será poco menos que un completo y rutilante desastre. Pero hay algo que sé con seguridad: Nuestro tiempo bajo el sol ha sido algo de una absoluta belleza.  Las pesadillas, las resacas, el sexo y los golpes. La resplandeciente y maravillosa demencia de esta ciudad nuestra en la que durante años me he despertado, me he equivocado, he dicho lo que sentía, me he desmayado y lo he vuelto a hacer todo de nuevo. Como escritor, me gustan los finales felices. El chico consigue a la chica. Ella lo salva a él de si mismo y luego una pantalla negra. Como alguien que ama a una mujer, me doy cuenta que no existe tal cosa. No hay puesta de sol. Sólo existe el ahora y sólo estamos nosotros dos, lo que puede ser aterrador a veces.  Pero cierra los ojos y escucha el susurro de tu corazón...