Un día, iba por la Av. Brasil con Johao y, una cuadra delante, Alessa y compañía. Una piedra se topo en mi camino y se convirtió en victima de mis patadas, y fue arrastrada buena parte del camino. Oye, espera , dijo Johao, agarra esa piedra y dile “Oye, Alessa, se te cayó el corazón, toma”. Nos reímos mucho esta tarde a costa de ella. Entregarle a la piedra hubiese sido un error, pero hubiese sido preciso y memorable. Muy arriesgado quizás, pero hubiese sido un detalle. Y hubieron varios detalles que jamás pude darle y jamás le daré. […] Mis conversaciones con Alessa habían mejorado mucho, pero solamente en el campo virtual de los emoticones y lo zumbidos. Esto era tal vez un preámbulo para luego poder entablar una conversación física civilizada. El tiempo se me acababa. O sea, el tiempo en el colegio, porque no me voy a morir. Por lo menos no estoy enterado. Johao, mi amigo de 2do de Secundaria y testigo de mis delirios hacia la conocida Alessa, no vio con buenos ojos este re...