Me gustabas falsa, fingiendo cosas que no eres. Antes del maquillaje, del photoshop, de los flashes, de las perras lucecitas. De tus asuntos importantes a la hora en que solíamos mirarnos sin decir nada, desconocida. Así. Sin decir nada. Cuando nos besamos, ligeramente intoxicados. Cuando me decías que odiabas al mundo. Y me odiabas a mi, con esos ojos marrones y esas pecas malditas. Ahora solo eres bonita. Puta madre, que aburrido